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Instituto Nacional Browniano

ACCIONES NAVALES

Ataque a Colonia del Sacramento. 𝟏𝟖𝟐𝟔

Ataque a Colonia del Sacramento, Banda Oriental 

26 de febrero de 1826


Ataque a Colonia, Óleo de José Murature.

En el marco de la guerra contra el Imperio del Brasil (1825-1828), hacia mediados de febrero de 1826, la Escuadra Imperial dominaba casi la totalidad de la costa septentrional del Río de la Plata, siendo sus principales asentamientos Montevideo y Colonia del Sacramento. El primero era apostadero para fondeadero y apoyo logístico del núcleo más importante de la flota imperial, mientras que el segundo servía de apoyo a la flotilla brasileña que operaba en el río Uruguay, y a los corsarios que jaqueaban el comercio fluvial.

Después del encuentro de Punta Colares (9 de febrero) frente a La Colonia, reparada, alistada y con sus nuevos comandos, la Escuadra Republicana salió nuevamente al Río de la Plata con la misión de sorprender al enemigo y derrotarlo.  El Almirante Guillermo Brown, por su parte, por considerar inconveniente perseguir al enemigo hacia aguas más profundas, donde perdería las ventajas de su conocimiento de los bajos fondos y del menor calado de sus buques, volvió a su anterior objetivo la Colonia del Sacramento, a la que preveía atacar y vencer en una operación conjunta con el general Lavalleja por tierra.

El arrojo de las operaciones de Guillermo Brown preocupaba al poder político, al punto que el mismo 25 de febrero cuando ponía proa hacia la Colonia, el ministro de Guerra y Marina le comunicó por nota “que tiene que recomendarle ponga en acción su tan acreditado valor y energía, pero con la prudencia que demande la conservación de la única fuerza naval de que por ahora puede disponer el Estado”, advertencia que era en sí una orden.

El 26 de febrero la escuadrilla patriota inició un ataque a la plaza de la Colonia del Sacramento que se vio malogrado, al no producirse el apoyo sincrónico de las tropas orientales al mando del general Juan Antonio Lavalleja, que sólo se hace presente en el área con posterioridad (11 de marzo) y con un piquete de tan sólo 200 hombres.

Sin abandonar el sitio, el Almirante Brown se dedicó a reparar sus buques y a curar a sus heridos, comunicándole sus planes al Presidente Rivadavia:

“El honor nacional requiere esfuerzo. El Jefe de la escuadra debe hacer y hará su deber, si el éxito es favorable todo irá bien pero si es desgraciado suplico se salve mi nombre y el de mi familia”, carta ésta que fue respondida de inmediato con la reiteración de la recomendación de que empleara sus fuerzas con celos y prudencia.

Cumpliendo lo que el gobierno solicitaba, el Almirante se dedicó a mantener el bloqueo de la plaza y a hostilizarla con el cañoneo diurno e incursiones nocturnas dentro del área con embarcaciones menores.

Al pasar los días la Escuadra Brasileña se había desplazado al frente de la Colonia, donde con diez velas impedía la salida de la fuerza patriota, pero sin atreverse a atacarla.

La escuadra argentina se retiró con pobres resultados y numerosas pérdidas humanas y materiales. En este encuentro se perdió el bergantín “General Belgrano” y varias cañoneras en las restingas de la Isla San Gabriel, y la vida del comandante del “General Balcarce”, Sargento Mayor Bartolomé Cerretti y del Teniente Carlos Robinson.

Fuentes:

  • Oyarzabal, Guillermo A., Guillermo Brown. Librería Editorial Histórica Emilio J. Perrot, Buenos Aires, 2006, págs. 183-185
  • Arguindeguy, Pablo, Rodríguez, Horacio, Guillermo Brown, Apostillas a su vida. Instituto Browniano, Buenos Aires, 1994, pág. 173-175.
  • De Marco, Miguel Ángel, Brown, primer almirante de los argentinos. Emecé, Buenos Aires, 2021, págs. 215-216