Julián Irizar nació el 7 de enero de 1869 en Capilla del Señor, provincia de Buenos Aires. El 11 de marzo de 1884, con 15 años y con una fuerte convicción, ingresó a la Escuela Naval Militar. Egresó el 21 de enero de 1888.
Como guardiamarina realizó un crucero por el Océano Pacífico a bordo del buque escuela “La Argentina”, a las órdenes del comodoro Martín Rivadavia. Con este buque realizó trabajos y estudios oceanográficos en los mares del sur.
En 1898, con el grado de teniente de fragata, se lo designó para formar parte de la comisión destinada a supervisar los trabajos de construcción de la fragata ARA “Presidente
Sarmiento” en los astilleros de la empresa Laird Brothers en Birkenhead, Liverpool, Inglaterra. Cuando en enero de 1899 el buque escuela emprendió su primer viaje de instrucción, con una dotación de 320 hombres, Irizar fue el Oficial de Navegación. Años más tarde fue nombrado Agregado Naval en Francia y Alemania.
La hazaña antártica de 1903
El 8 de octubre de 1903 la vieja corbeta ARA “Uruguay”, bajo su comando, partió desde el puerto de Buenos Aires rumbo al continente blanco. Su misión consistió en el rescate de la expedición científica que había quedado varada allí, a cargo del sabio sueco doctor Otto Nordenskjöld y de la que formaba parte un oficial de la Armada Argentina, el alférez José María Sobral.
Dado que no existían buques para la expedición de auxilio, la cañonera “Uruguay” fue acondicionada para realizar el viaje a la zona de los hielos eternos: su casco fue dividido en siete compartimientos estancos y forrado con corcho como aislante térmico, y el exterior se cubrió con acero.
En su parte al Ministerio de Marina, el teniente Irizar relató las gloriosas jornadas de la expedición de rescate: él mismo embarcado en una lancha consiguió los primeros datos al encontrar en la Isla Paulet la carpa en la que se alojaba en el doctor Gösta Bodman y otros náufragos en estado de suprema debilidad, quienes dieron noticias y guiaron a los marinos argentinos al refugio de Nordenskjöld en Cerro Nevado, donde se encontraba el resto de los expedicionarios. Con los expedicionarios y náufragos rescatados del buque “Antarctic”, la unidad emprendió su regreso de la Antártida, el 12 de noviembre de 1903.
El retorno fue muy complicado. La corbeta ARA “Uruguay” debió soportar un tremendo temporal de 76 horas, que la desarboló, quebrándole sus palos trinquete y mayor, que debieron ser cortados a hacha en medio de terribles rolidos. Pero la “Uruguay” era un buque muy preparado y estaba bien tripulada. Irizar demostró sus condiciones de marino experimentado y su gran preparación técnica, y logró llevar su herida nave hasta Santa Cruz, desde donde el telégrafo llevó el feliz mensaje a Buenos Aires y de allí, al mundo.
Los titulares de los diarios, al tener noticias telegráficas de la gran hazaña, dijeron: “el acontecimiento refleja honor sobre el país, gloria sobre su joven, pero brillante y estudiosa marina. El nombre de la República Argentina se repite en estos días con simpatía y elogio en las columnas de todos los periódicos del mundo”.
El final del rescate llegaría el 2 de diciembre de 1903, con su regreso al puerto de Buenos Aires, frente a una multitud que los esperaba. La Armada Argentina había logrado con éxito y orgullo su primer rescate en el continente blanco.
El presidente Julio Argentino Roca felicitó al valiente marino, que fue ascendido a capitán de fragata a fines de ese año. A partir de allí prosiguió brillantemente una extensa carrera militar y sirvió en diferentes misiones en la Argentina y en el exterior, entre las que se destacan la de perito demarcador del paralelo 22, miembro de la comisión de límites con Bolivia, presidente de la Comisión en Estados Unidos para controlar la modernización de los acorazados “Moreno” y “Rivadavia”, entre otras.
En 1926 ascendió a vicealmirante
Falleció en Buenos Aires, el 17 de marzo de 1935, a los 66 años. Su carrera militar, de extensa trayectoria y rápido ascenso, lo llevó a brindar 48 años de servicio a la Patria, en los que fue parte de la Plana Mayor de casi todos los buques de la Armada. En los muchos y destacados cargos y misiones que debió desempeñar, demostró sus grandes condiciones de eficiencia, liderazgo y carácter.
En honor a su valiente acción que introdujo a Argentina en la Antártida, el rompehielos de nuestro país, construido en 1977 en los Astilleros Wärtsilä en Helsinki, Finlandia, fue bautizado con su nombre.
Sus restos descansan en el Cementerio de la Recoleta.
Referencias bibliográficas:
- Piccirilli Ricardo, Gianelli, Leoncio, Biografías navales, Secretaría de Estado de Marina, Departamento de Estudios Históricos Navales, Serie C, Nro 8, Buenos Aires, 1963, pág.141-145.